Recayente

Ana

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Sinopsis

La noche estaba empezando, como las anteriores, había más calor que compañía; de este lado aún tenía whisky. A veces la noche sólo es eterna para mi. Entonces Ana tocó a la puerta, abrí, la amé un poco antes de permitirle pasar, con la sonrisa primero, esa sonrisa que se podía comer con un beso largo, y el cuello que se dirigía hacia su escote, el cabello escurriendo por los hombros. Ana tenía el cuerpo suficiente para desconcertarme, o a cualquiera.